Lluvia salada sobre paredes de múcar
Mujeres en la Plástica del puerto de Veracruz
La plástica en el Veracruz de hoy tiene connotaciones diversas. Apegos a las definiciones y conceptos arraigados en la teoría artística quedan rebasados de la manera ortodoxa, pues en la actualidad la ciencia, la tecnología, la alteridad, su nueva estructura multicultural, la sociología, la antropología y las ramas comunicacionales revisten al arte en una dinámica diferente a la de otras centurias.
Luego entonces el manifiesto y alcance en el terreno visual pasa de un mero trabajo armónico entre forma y fondo, a cubrir necesidades y aspectos propios de la demandas de un nuevo siglo.
Veracruz, la entidad, obedece a una propuesta interesante en el quehacer plástico. Durante el siglo XIX y un siglo más tarde, por cuestiones geográficas y comerciales, el puerto desarrolla manifestaciones estéticas acordes a su clima, a guisa de lluvia salada sobre paredes de múcar, análoga al compás entre el barlovento y sotavento.
Hechuras, texturas, formatos, técnicas están comprendidos en el acervo y sensibilidad de cada realizadora plástica en función no solo de sus intereses personales, sino de su propia limitada o beligerante personalidad.
Desde mi perspectiva, , el primer paso a la formación de profesionales en las artes plásticas se da a finales los años cincuenta del pasado siglo, cuando el Instituto de Bellas Artes decidió crear la Escuela Municipal de Artes Plásticas en una ciudad donde ya habían existido referentes de familias de melómanos e intrépidos promotores culturales en el puerto, quienes dieron auge artístico a la ciudad de mar. Destacaron el doctor Vicente Melo, el arquitecto Enrique Segarra, el doctor Vicente Ortiz y Daniel Ayala, entre otros.
La Escuela Municipal de Bellas Artes sería un buen precedente en la ciudad: Refugio Arechiga, y García Robledo como fundadores; Hilda Colar, la primera mujer en establecer una galería en el Parque Zamora; Milburgo Treviño y Rogelio Armendáriz, maestros, y de manera posterior Alicia Díaz y Elisa Galván, (hoy) titulares de la Escuela, enmarcan parte de la historia plástica de la ciudad hasta nuestros días.
Otras pintoras empatadas con la Escuela Municipal de Artes en la actualidad son: Gloria Banda, Rosario Águila, Dolores Martínez y Hortencia Ruiz Zurita, en la actualidad docentes en la institución.
Existe el caso de pintoras formadas o relacionadas en la Escuela Municipal de Bellas Artes, quienes lograron salir de la ciudad, radicar en México (D.F.) y alcanzar reconocimiento internacional. Dos de ellas fueron: Estrella Carmona con su apabullantes e iconoclastas formatos donde, se percata la influencia de José Clemente Orozco; y Susana García Ruiz, plástica, tendiente a rescatar la esencia espiritual del surrealismo.
El éxodo de pintoras veracruzanas continúa: Lourdes Ortiz, espléndida abstraccionista, vive en ciudad de México. Otra realizadora que dejó grandes logros en la misma tendencia es Adriana Alonso, hoy radicada en Holanda, e Isabel Gutiérrez de Velasco, pintora, fotógrafa y escritora de prestigio, quien vive en París.
Todos ellas son pintoras con discursos diferentes, sintaxis visuales, narrativas y estéticas opuestas, tejiendo antagonismos a los terrenos clásicos de la belleza.
Umberto Eco, en su libro Historia de la Belleza, nos hace la siguiente observación: “…otro de los criterios que tendremos en cuenta que la estrecha relación que la época moderna ha establecido entre belleza y arte no es tan obvia como a veces parece. Si bien ciertas teorías estéticas modernas solo han reconocido la belleza del arte subestimando la belleza de la naturaleza en otros periodos ha ocurrido lo contrario, la belleza era una cualidad que podían poseer los elementos de la naturaleza.”
Tal sentencia prevalece en los discursos plásticos de las creadoras veracruzanas. Algunas hallaron en la Universidad Veracruzana una trinchera de formación y despliegue a sus obras. En este sentido: Luz Aldape, Roxana Beverido y Guillermina Ortega, mujeres con presencia en pintura, grabado, las instalaciones y el tapiz , y además maestras y talleristas en artes plásticas.
En otro tenor, es ejemplar la obra y trayectoria de Lourdes Azpiri, pues su trabajo posee metamorfosis compositiva, dejando huellas trascedentes en la docencia y la investigación.
Es importante mencionar a pintoras del puerto que hicieron propuestas interesantes en diversas técnicas, pero se quedaron en el camino; como Ana Luz Blanco y Alicia Castro.
Un caso particular es el de María Elena Lobeira, pintora de contenidos expresionistas cuya singularidad estriba en sus temáticas de la mujer y sus sueños rotos, y el devaneo de los veranos en un puerto con ventana al viento. María Elena es hija de Amadeo Lobeira, pintor autodidacta, involucrado con el movimiento de la Pintura en Veracruz durante los años sesenta.
Veracruz recibe un giro con la creación del Instituto Veracruzano de la Cultura en 1987, contando la presencia de su fundadora Ida Rodríguez Prampolini, miembro de la Academia Mexicana de Historia y experta en arte. Su experiencia la convierte un personaje notorio e influyente en el fomento de la plástica del “lugar donde empieza el Caribe”.
Nuevos rumbos marcaron la coyuntura visual y estas coordenadas forman nuevos perfiles, ópticas y propuestas equidistantes en pintura figurativa formal; como en la obra de Hurí Barjau y Olga Munguía, la primera apegada a la fertilidad del trópico por sus orígenes tabasqueños y la última fiel al clasicismo. Olga es una experta dibujante y al mismo tiempo maestra de pintura y formadora simultánea de otras pintoras como Maribel Homs.
Los discursos se refrescan, otros se estancan. El IVEC, sus Talleres y Seminarios, construyeron un abanico sincrético en ocasiones de vanguardia y en otros reiterativos e insistentes en los cánones clásicos: Graciela Salamanca de Fuster y sobre todo opuestos a la espiral de la nuevo.
Aparecen fotógrafas como Adolfina Paredes, con visos estenopeicos; Arissa Huerta, la Fotógrafa Peregrina, Any Fernández y su discurso por la recuperación del viejo Veracruz y sus indígenas; Marité Andarza, joven cazadora de imágenes; Rosario Barros, receptora de los amaneceres del puerto; Claudia Ortiz, empatada con las pasarelas; y Cecilia Burgos, hoy responsable del Taller de Fotografía de los Talleres Libres de la U.V. Trabajos de la lente muy peculiares son los de la joven Paulina Lagos y María Claudia Uribellare tendiente a diluir acordes de luz, similares a las pátinas del tiempo; Lili Flores, muy ligada al Diseño Gráfico y quien después hace acrílicos y arte objeto, un terreno donde pintoras como Hilda Verde, Rosario Gómez Barquín harán variaciones de su plástica, en la hechura y confección de objetos de uso cotidiano (blusas, abanicos, rebozos, mascadas), estampados con hermosos detalles de fauna marina, palmeras y jarochas, fragmentos de sus lenguajes visuales.
Casos de singular mención en este terreno son: las cajas elaboradas por Mariana Vilchis, heredera del talento de su progenitora, la pintora orizabeña Leticia Tarragó, y Mariana Pazos, también diseñadora.
La aparición de nuevos Talleres procedentes del centro del país y del extranjero darán a Veracruz un crecimiento y auge en terrenos como la cerámica, donde maestros como Manuel Velázquez consigue rescatar los méritos de Mayté Rodríguez, española radicada en Veracruz, Martha Ovalle y Magali Goris. Asimismo se logra echar andar un centro cerámico bajo la titularidad de Joel Bautista Rojo, sobresaliendo con vasijas y productos de alta y baja temperatura de Georgina Malpica, Eloísa Remes y Valeria Beirana, también pintoras.
El otro caso es el de la tutela didáctica de ,Israel Barrón y Colectivo 7, ingenio y riesgo femenino para incursionar en un bien logrado vocabulario visual: Conchita Villeya, Ingeborg Lara, Lydia Maitret, Irene García, Mercedes Name, Jimena Grueso y Yamila Beirut.
No obstante, al referirnos a mujeres y plástica, no implica un necesario feminismo en sus lenguajes. Al contrario, en algunas propuestas de creadoras porteñas hay un detonante social, tal como la señala la doctora Gladys Villegas, pintora e investigadora de la Escuela de Artes Visuales de la UV en Xalapa: “...el feminismo de la década de los noventa se enfrenta al reto de construir una visión de la identidad femenina más allá de las certezas que proporcionan las dicotomías masculino-femenino y cultura-naturaleza...son planteamientos sugeridos de desplazamientos hacia el otro...como la teoría queer...señalada por López Peredo como los componentes identitarios......”
La pintura porteña arrostra a muchas realizadoras a un conflicto entre su yo físico y emocional, abrazando cada una lo propio pero incluyendo a la otredad, algunas en esferas naif, subrayando a la tercera raíz, la idiosincrasia del porteño y el fandango, como Cassandra Roberts y Alma Guerrero, y otras mostrando al cuerpo como soportable liviandad en varias de sus obras: Sofía García y la sinaloense radicada en Veracruz, Eva Ríos.
Varias realizadoras plásticas se esconden un poco tras sus exposiciones y estudios, pero tienen presencia y alzan el pincel en espacios independientes; Rocío Ledezma, poeta y pintora, Hellens Sánchez, Rochy Iza de Duarte, Mercedes Acosta, Rosy de Aude y Noemí Morando; su quehacer es función paralela a la pregunta casi eterna de ¿qué es el arte?; atreviéndonos a dar una respuesta semejante a la postura de Jacques Derrida cuando afirma: “Se hace del arte en general un objeto en el cual se pretende distinguir un sentido interior lo invariante y una multiplicidad de variaciones externas, a través de las cuales como si fueran velos se intenta ver, luego entonces entraremos a una tautología respalda por la historia, en donde los sentidos se restauran.....”
Conminamos a guisa de Derrida todas aquellas propuestas en Veracruz, contextos fusionados de otras alternancias artísticas y por ende de generación de nuevos públicos, percibiendo así obras como las de Loretto San Martín e incursiones a la orfebrería en la plástica, Mercedes Name, la cerámica y la pintura, Georgina Malpica, o la joyería artesanal en enunciados plásticos, Amanda Canela.
El movimiento pictórico en Veracruz muestra así sus vaivenes. Tal como ciudad abierta al mar, da y se repliega, emulando los movimientos cardíacos, diástole y sístole de la mentes y espíritus de mujeres cuya brega es la aportación artística.
Bibliografía
Derrida Jacques 2001 La Verdad en la Pintura Paidós. Buenos Aires
Eco Umberto 2019 Historia de la Belleza Debolsillo, Italia
Villegas Gladys 2011 Entre la Mirada y el ser Universidad Veracruzana
Ivonne Moreno Uscanga
Licenciada en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Iberoamericana. Realizó una maestría en Educación Superior en la Universidad Cristóbal Colón.
Promotora y articulista cultural, escribe en el Blog de la XEU y en el periódico Imagen de Veracruz.
Es instructora en la Cámara de la Construcción Delegación Veracruz en el renglón de Redacción de Documentos de Trabajo.
Ha publicado los libros: Poesía y Plástica Veracruzana, Veracruz, una veta artística y Mujeres Creadoras alrededor del Centenario de la Revolución estos últimos editados dentro de la colección Bicentenario- CONACULTA y de manera conjunta con otros poetas, tiene las ediciones: Mis Primeros Versos, la Antología Azul- Negro y Deseo a Tres Fuegos libro sobre poesía erótica y fotografía.
Así como los catálogos San Sebastián Patrono de Veracruz.
Ayuntamiento de Veracruz, CONACULTA – IVEC y Mentes y Sentimientos Femeninos, obra fotográfica de Fabrizio Prada.
Condujo el programa de televisión de divulgación artística, IVEC PRESENTA durante los años 2008-2010, auspiciado por el gobierno del Estado y CONACULTA.
En su experiencia laboral dentro del sector público estatal cuenta con cargos Directora del Museo Agustín Lara, Directora de Espacios Culturales y Directora de Casa Principal espacios del circuito IVEC, fue Subdirectora de Cultura en el Ayuntamiento de Veracruz y miembro de la Fundación Veracruz 500 años.