¿Quién paga qué?
Estaba en el salón de belleza, donde se habla de todo y donde desconocidas nos sentimos en confianza de contar cosas que normalmente no hablamos con nadie. A veces pienso que este salón es una terapia grupal (y lo es). Salimos físicamente regias, apoyadas por las situaciones que compartimos y, en otras ocasiones, la terapia de risa es genial. He sabido reír y llorar en un salón de belleza.
Esta vez el tema candente era las que cosas debe pagar la mujer y las que debe pagar el hombre. Hace algunas décadas las mujeres no podían triunfar en ciertos roles asociados a los trabajos masculinos. pero ya eso va cambiando. A medida que más mujeres se gradúan de la universidad, más mujeres trabajan fuera de la casa y las tareas del hogar se van repartiendo entre todos los miembros, también debemos esperar un cambio en quién paga qué en la casa.
Algunas de las presentes prefirieron mantener la idea de que el hombre las saque a comer y pague. Otras comentamos que si queremos que se igualen los roles consistentemente, entonces debemos fomentar estas conductas incluso cuando a salidas y compromisos se refiere. Esto es un ejemplo de conductas que se perpetúan y que no tienen una base lógica. La presión del hombre de pagar cuando sale debe compartirse de la misma forma que esperamos más compromiso en las tareas del hogar y la participación igualitaria en las obligaciones, tareas escolares y actividades de disfrute con los hijos.
¿Quién paga qué? La realidad es que la desigualdad la pagamos todos. Si somos bravas para exigir la igualdad en el trabajo y la ayuda en el hogar, seamos conscientes de los gastos y partícipes de las decisiones económicas del hogar. Tu retiro, el fondo de emergencias, el presupuesto mensual, la reserva de vacaciones, las decisiones de refinanciamiento y los cambios en el trabajo deben ser conversaciones tan comunes como “trae pan, leche y pampers”.
Les dejo que debo pagar mi peinado…