Mujeres… productoras de sueños
Tenemos mucho para compartir en este tiempo. Saber manejar ese tan valioso recurso, que se mide en horas, debe ser nuestra prioridad. Nosotras representamos el cambio cuando nos valemos de nuestro impulso, de nuestros sueños, de nuestra unión y colaboración, y de nuestro gran corazón. El propósito descrito en el llamado de nuestros corazones es el eslabón que nos conecta y nos ayuda a manifestar mejores experiencias de vida, aquí y ahora. Nuestra aportación a la comunidad nutre la conciencia colectiva y la transforma.
La mujer, en su complejidad, es capaz de vivir apasionadamente, manifestando cada uno de sus deseos. Cuando sanamos el pasado, sin excusas, y multiplicamos la fuerza que proviene del interior, ponemos en práctica la sabiduría innata en nuestro entorno para el bienestar de todos. Allí reside el empoderamiento que nos hace productoras de sueños a tiempo completo.
Quizás en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido insatisfechas. Esto nos revela que anduvimos persiguiendo metas que nos importaban muy poco. Dedicar una vida a lo que no alegra nuestro interior implica malgastar nuestro más valioso recurso: el tiempo. A través de nuestro recorrido, la vida nos ha demostrado que todo miedo y limitación pueden ser superados si dejamos atrás los problemas; no resolviéndolos, sino retirando la confianza en ellos.
Lo mejor de todo es que estamos a un paso de nuestro armario para escoger el vestido rojo y el lápiz labial del mismo color que tanto nos entusiasma. Sabemos llegar sorpresivamente a nuestra peluquería predilecta y teñirnos el cabello de un color diferente para darle paso a nuevos bríos. Para nosotras nunca es tarde para comenzar ese proyecto que se dejó en el tocador. Siempre tenemos motivos para descorchar una botella de champagne y festejar con anticipación.
Comencemos a generar los recuerdos del futuro, utilizando nuestra imaginación como herramienta creativa. Así diseñaremos una vida basada en la exploración de nuestro interior de forma curiosa, en donde los miedos ya no podrán habitar. Las horas transcurrirán felizmente, porque habremos invertido en nuestra verdadera pasión.
Te invito a escribir lo que te dicta tu interior en un diario. Define tus deseos, aquellos del alma, y luego sus objetivos equivalentes en el plano material. El poder de la palabra escrita es incuestionable. Trazarás un plan real con fechas de expiración, y luego pasarás a la acción. Este ejercicio te nutrirá de energía para seguir elaborando tu máxima expresión de vida como productora de sueños.
Mi testimonio como mujer, en este proceso de soñar despierta, me hace confesarles que a diario decenas de sueños se visten de posibilidad y canción, y llegan hasta mis oídos. Los escucho, los contemplo y les doy la bienvenida a mi vida. Soy una feliz productora de sueños y les exhorto a que valoremos en lo que nos convertimos para manifestarlos. Decido hacer los sueños realidad, porque sino el sueño buscará otra soñadora. Siempre aceptemos el reto.
Reescribamos el guión de nuestras vidas, sin excusas, y añadamos utilidad a la vida de otros. De esta manera el éxito será garantizado. Pongamos el alma en tareas imposibles y regalémosle al mundo nuestros sueños cumplidos. Utilicemos los dones que poseemos para manifestar una vida plena, porque nos la merecemos.
Jennifer Jiménez
Ingeniera y autora de la triología Noutopianos