top of page

Voy pa’l gym

Es mucho más que ejercicio. Yo no pienso que mañana tengo que levantarme dos horas antes para ir al gimnasio. Yo pienso que tengo que levantarme dos horas antes para poder cumplir con mis obligaciones. Del gimnasio salgo agotada momentáneamente, algo que una simple ducha fría por lo general elimina. Lo que sí se queda es una energía y un cerebro que quieren trabajar y procesar más rápido.

Te voy a contar lo que me pasó hoy en la clase de spinning: Hoy es Halloween y un compañero trajo una cajita de chocolates. Yo creo que mi instructor funciona a una frecuencia más allá de este mundo. Tiene una energía envidiable. Hoy, como pocas veces, comenzó la clase ajustándose un “tape” deportivo en su rodilla. Sospeché que la clase sería más suave si estaba lastimado. Error. La música en la mañana de hoy era rock ochentoso fuerte. La mayoría de los que llegamos hoy lunes éramos ochentosos y nadie protestó, pero según la música se apoderó de los latidos de nuestro corazón trabajamos pesas con spinning hasta que él pidió que nos bajáramos de las bicicletas.

Hoy trabajaríamos todos juntos una última sección de 100 steps, 100 push ups, 100 superman y una carrera alrededor del parking para aproximadamente 100 metros. Así y solo así te ganarías un chocolatito. Todos comenzamos juntos. Los que se iban quedando atrás eran animados por los que les seguían y se reincorporaban. Luego comenzamos a decir que no queríamos el chocolate. Uno de los compañeros escribió en la pizarra que tenía la secuencia de ejercicios que su abuela haría eso y que se quede con su chocolate. Pregunté si el dichoso chocolate tenía más de 1,000 calorías…y entre chistes, segundos de querer quitarnos, entre animar a otros y entre risas, terminamos los 100, 100, 100 y 100 y nos comimos el chocolate.

Observo en cada clase cómo es la dinámica entre perfectos extraños que compartimos un momento intenso. Nos vamos identificando unos con otros y con el pasar del tiempo somos una familia. Nos une el deseo de cuidar nuestro cuerpo, de cuidar nuestra salud, pero más aún ese compañerismo que cada vez que damos el máximo nos hace darlo con una sonrisa. Ya nos toma un ratito ponernos al día en las circunstancias de los otros porque siempre compartimos este espacio. Este paréntesis de la rutina de casa, obligaciones, esposo, trabajo e hijos es importantísimo para mi salud mental y, por eso, más allá de los ejercicios, es que voy pa’l gym.

 

bottom of page