Zona de Vida: lechuga y tomate
Usted se estará preguntando: ¿cómo se puede lograr que un joven se ensucie las manos hoy día? Le confirmo que es un verdadero reto. Para lograrlo necesito hacer la “cosecha”, tan simple como la palabra. A la vez que tú logras cosechar con ellos, el joven ve y palpa el fruto de su trabajo y mejor aún, lo consume. Su primera experiencia debe ser germinar cultivos de corto periodo. Se consideran de corto periodo aquellos que al cabo de dos a tres meses están listos para ser consumidos. En un año escolar es una gran consideración. Comenzamos con lechuga, tomate, cilantrillo, ajíes, calabaza, habichuelas, batata y otros más.
Una vez logramos que germinen, vamos preparando el terreno donde serán ubicados, haciendo bancos de siembra hasta que dichas plantitas estén listas para el trasplante o sea, pasar del semillero al huerto. Esto ocurre aproximadamente entre un mes a un mes y medio de que haya germinado la semilla.
Empezamos el proyecto con lechuga y tomate. La lechuga se siembra a 10 pulgadas entre planta y planta. Se riega y se desyerba hasta que la planta está lista para consumir. Esto varía entre 45 a 60 días dependiendo de la variedad. Es importante saber que la lechuga se torna a un sabor amargo por lo que es importante apuntar bien ese periodo de cosecha.
Con el tomate dejamos 2 pies entre planta y planta. Una adulta crece bastante hacia los lados y se debe estaquear (colocar estacas) ya que tiende a caerse. Si se cae conlleva enfermedades y pudrición de los frutos. Según la planta crece se va amarrando a la estaca más y más arriba, ya una vez florece comenzará a dar frutos. A partir de los 60 a 100 días los tomates estarán listos para cosechar dependiendo la variedad Es importante saber que el periodo de cosecha se cuenta a partir de la fecha en que se trasplantó al huerto.
Con esto comenzamos a tener nuestra independencia alimentaria pues la ensalada de nuestra mesa la cultivamos nosotros mismos de una manera sana y saludable. Puedo asegurar que sí estos jóvenes se ensucian las manos, ¡pero con sabor!