Diario de una maestra
Querido diario:
¡Me preocupa!...Te cuento ahora. Estaba impartiendo mi clase, como de costumbre, cuando me di cuenta de que algunas palabras que usaba, provocaban una "risa sospechosa" en algunos estudiantes. Mientras mi hemisferio cerebral izquierdo verbalizaba, el hemisferio derecho procesaba aquella información perceptual e intuía lo que estaba ocurriendo.
Terminada la clase le dije a un par de jóvenes el tradicional: "por favor, quédense ustedes un momento luego de sonar el timbre". Me senté en un pupitre, al igual que ellos. Demasiado silencio para unos chicos tan poco tímidos. Comencé explicándoles que había notado "cierto" lenguaje corporal de su parte cuando yo hablaba durante la clase, y entonces les hice la pregunta, así, sin "dorar la píldora": ¿ustedes están viendo pornografía? Sus rostros palidecieron, sus ojos parecieron agrandarse; ya no me cabía duda que había atinado aquella intuición. El más conversador me dijo: “Acho misi, es que el que se sienta detrás de mí se pasa hablando de polno.” Luego vino la confesión, ambos estaban viendo pornografía desde sus teléfonos celulares y había muchos estudiantes más haciendo lo mismo. Querido diario, francamente no me sorprende, lo que me molesta es que he descubierto que hay muchos padres que no les hablan a sus hijos sobre sexualidad y esto es parte importante de su desarrollo físico. Uno de los estudiantes me dijo que su madre se enteró y que hacía como dos meses que “estaba quita’o”.
¡Me preocupa!...que nuestros jóvenes estén tan expuestos a la tecnología donde pueden acceder fácilmente a la pornografía y que, por falta de orientación adecuada, no sepan las consecuencias que esto conlleva. Van a tener una percepción de la realidad y de la sexualidad distorsionada. Una sobreexposición a la pornografía puede acarrear trastornos en su conducta sexual, pueden desarrollar dependencia y hasta adicción.
De momento recordé que hay muchos jóvenes que no tienen quién les oriente. Sus padres o encargados, prácticamente ni se comunican con sus hijos. En el momento que recordé eso, me convertí en una maestra con visión, les hablé a estos jóvenes utilizando un lenguaje claro y preciso. Ellos se sintieron cómodos al escucharme y dejé de preocuparme; comencé a ocuparme de orientarles. Y no solo a ellos; luego tomé algunos minutos de la clase para orientar a los grupos sobre la importancia de la educación sexual adecuada. Al menos mi escuela cuenta con el curso de salud escolar en el cual se cubre el tema de la sexualidad. ¡Ojalá todas las escuelas tuvieran el curso!
Querido diario: ¡qué importante es la educación que se imparte en el hogar! Esta situación que te he expuesto es más común de lo que parece. Hay estudios que indican que debido a los teléfonos inteligentes, los niños se exponen a la pornografía desde los siete años de edad. El orientarlos es una responsabilidad que se debe compartir, pero el mayor peso debe estar en el hogar. En el internet hay muchos recursos disponibles y de fuentes confiables que proveen herramientas necesarias para orientar de forma adecuada a nuestros niños y jóvenes. Contribuyamos juntos a tener una población sana física, mental y emocionalmente. ¡Hasta la próxima!