Aventura en Cerro Morales
Un día mágico se compone con muchos momentos maravillosos. Cuando miramos atrás y podemos decir “!qué bien lo pasé!” es porque cada uno de esos momentos se unió para conformar una experiencia fabulosa, porque cada risa, cada palabra, se confabuló para darnos ese día mágico. Así vivimos nuestra Aventura en Cerro Morales.
El día comenzó con la esperanza de un cielo despejado. Luego de un sábado de lluvias intensas, muchas pensaron que el domingo nos esperaba algo similar. Menky, nuestra guía, ya nos había advertido que un poco de agua era posible y que ello solo abonaría a una experiencia más cercana con la tierra (¡especialmente cuando nos cayéramos a cada rato resbalando en el lodo!). A la hora de salida no había indicios de lluvia y con ese buen augurio emprendimos el viaje desde el centro de Utuado hasta Cerro Morales.
El camino hacia nuestro destino fue una experiencia por sí misma. Para las que llevaban muchos años fuera del “monte”, la sucesión de curvas entre los barrios Viví, Caonillas, Mameyes y Tetuán servía de recordatorio a la fragilidad de nuestro sistema digestivo. Por suerte, aún las de “la losa” son mujeres de entrañas fuertes y no hubo contratiempos en los 45 minutos que tomó la travesía.
Una vez entradas en Mameyes pudimos observar un Puerto Rico distinto, una serie de parajes y personas que llevan otro estilo de vida. Pudimos ver como unas niñas pequeñas aún tenían sus pajamas a las 10:00 de la mañana y se entretenían sentadas en un balcón viendo nuestra caravana pasar. Más adelante tuvimos la dicha de ver a dos niñitas pequeñas que nos saludaban desde su patio, alegres de ver caras nuevas que les sonreían. ¡Pura magia!
Ya al pie del Cerro recibimos nuestras instrucciones de Menky: grupos de 10 personas, dejando espacio entre ellas. Alguien preguntó por qué. Menky respondió que era por seguridad. No quería que un resbalón causara un efecto dominó cuesta abajo. Pasamos el portón y comenzamos a bajar. No tardamos ni 10 segundos en dar gracias por haber traído 'trekking poles' o palos para sostenernos. Entre las piedras y el suelo mojado de la bajada inicial, cada paso era una oportunidad para darnos una buena escocotá. Pero nada malo sucedió, solo un par de resbalones sin mayor consecuencia. So far, so good.
Entonces comenzó el ascenso. Creo que todas estamos de acuerdo que el camino parecía mucho mejor de lo que habíamos imaginado. Es un sendero ancho, con espacio para al menos un vehículo y a veces hasta el doble de eso. La lluvia no había causado estragos mayores en el suelo y por lo general estaba limpio y bastante sólido. Hasta las cuestas eran mucho menos temibles de los que nos habían dicho. Así seguimos subiendo, llegando a pequeños descansos a nivel y luego subiendo un poco más. Todo era color de rosa.
Entonces, ya a unos tres cuartos de camino, vimos una generosa cuesta que ameritaba respeto. Según los locales, esta cualificaba oficialmente como “guinda”. Le dimos piernas con ánimo pero al doblar la curva vimos que seguía mucho más allá. Sacamos el 4x4, espetamos los palos en el piso y hundimos la pezuña a fondo para llegar al tope. Nadie llegó fresquito a la cima. Cerro Morales acababa de darnos el primer “jamaqueo”.
Seguimos en un sube y baja por un ratito y entonces encontramos la segunda y última “guinda”. Ahí, ya con las fuerzas mermadas por la primera, comenzamos a “jalar pajita del tanque”. Luis nos diría, más adelante, que le sorprendió que las más jóvenes eran las que parecían estar en peor estado durante ese ascenso. La cosa es que todas dimos un buen “jalón” hasta que alcanzamos la cima. Entonces…
¡Guau! ¡Qué tronco de vista! Cerro Morales abrió sus puertas para enseñarnos una imagen repleta de montañas, valles, ríos, el lago Caonillas completo, partes de Jayuya y el pueblo entero de Utuado. A lo lejos se divisaba el karso del norte formando una columna vertebral que une a Utuado y Arecibo, siguiendo la cuenca del Río Grande de Arecibo.
Fue un ratito sublime. Nos tendimos a un buen descanso, a comer nuestro almuerzo (algunas de frutas, nueces y papitas, otras de arroz con pollo) y a conversar sobre el trayecto, sobre la vida, sobre nosotras. Tuvimos la oportunidad de conocernos mejor y tomarnos fotos. El sol estaba alto y fuerte, y las pocas nubes en el cielo no daban indicios de que la tarde fuera distinta.
Aunque el ascenso es la parte fuerte del ejercicio, muchas personas subestiman las dificultades del descenso. Sin duda bajar es mucho más fácil en cuento al esfuerzo, pero más difícil en cuanto a la técnica. Es necesario acomodar los pies correctamente para evitar resbalones y tener mucho cuidado con el impacto en las rodillas. La mayor parte de las lesiones en las piernas ocurre en descensos. En este momento fue que los palitos (trekking poles) se hicieron indispensables.
Ya bajando tuvimos la oportunidad de apreciar mejor el paisaje: las tonalidades de la tierra, los pinos, las flores, los insectos. Pudimos conversar más ampliamente (ya el oxígeno no era nuestra prioridad) y detenernos a descansar con más calma. Algunos hasta se detuvieron un rato para saborear un café que Menky preparó en su estufa portátil. La paciencia siempre tiene sus recompensas…
Nos montamos en nuestros carros para bajar hasta nuestra próxima parada: el charco El Salto. El camino es corto y relativamente fácil, sin contar una primera bajada un tanto empinada que hizo que muchas pensaran en abandonar la idea de ver el charco. Después de algunos titubeos, todas bajamos.
Como corolario de un día espectacular, El Salto nos proveyó una visión del paraíso terrenal. El chorro cae hacia uno de los lados de una piscina natural hermosa. Aprovechamos para descansar nuevamente, tomarnos fotos y conversar amenamente sobre las incidencias del día. Fue un momento relajante con una música insuperable: el agua cantaba su cadencia fuerte y, a su vez, apacible. ¡Momento zen!
Salimos del charco, subimos nuevamente la cuesta (esta vez con más facilidad y menos miedo) y llegamos a nuestros vehículos. Nos despedimos con el firme propósito de cultivar estas nuevas amistades y de no perdernos la próxima oportunidad de conocer los lugares maravillosos de nuestro Puerto Rico.
Camino al pueblo no pudimos dejar de pensar en las vueltas que da la vida y en la importancia de separar unos espacios en nuestro diario vivir para separarnos de la cotidianidad. Respirar aire puro en el tope de una montaña, escuchar el agua caer y conversar con nuevas y viejas amistades es suficiente para sentirse millonaria. La paz, la risa, el esfuerzo y la satisfacción son premios que muchas personas no se permiten a sí mismas, y nosotras nos sentimos orgullosas de haberlo logrado un domingo mágico en la falda de Cerro Morales.
Comentarios de Participantes
Odette P Mald - Fue toda una experiencia, nuevas amistades, agradables momentos. Fue un reto para nosotras mismas ya que tuvimos que hacer un poco de esfuerzo para completar la excursión pero al llegar a la cima y ver lo hermoso que es nuestra isla, respirar ese aire puro y ver esa hermosa cascada de agua fresca la verdad que se nos olvida cualquier esfuerzo que hayamos tenido que hacer. Estaré ansiosa esperando nuestra próxima aventura! Gracias, gracias, gracias!
Tania Miranda - La aventura al Cerro Morales fue una experiencia maravillosa que nos hizo estar en conexión directa con la naturaleza y que nos hizo poner a prueba sobre nuestras capacidades y lo que podemos llegar a hacer! El sacrificio y esfuerzo físico tuvo su gran recompensa!
Evelyn Andújar - Es la Segunda aventura en la que participo con Mujeres con Visión. La verdad es que han hecho que retome mi vida aventurera y descubrir y conocer mi Isla junto a estas maravillosas mujeres. Durante los recorridos intercambiamos experiencias de nuestra vida diaria. Por lo que además de disfrutar de las maravillas de la naturaleza; nos permite conocer personas de diferentes puntos de la Isla. Pura energía. Gracias Mujeres con Visión!
Yanira Gabriel Santiago - A la verdad q a mi me encanto la experiencia, fue un día inolvidable xq para mi fue un reto. Esperando la próxima aventura !
Josmarie Torres - Fue una experiencia enriquecedora. Aunque hubo cansancio, mareos pero valió la pena llegar hasta allá para ver lo hermoso que tenemos en nuestra isla (Utuado). Además invito a esas mujeres a que se unan a estas aventuras, se lo van a disfrutar al máximo. Además que conoces a mujeres extraordinarias de diferentes puntos de la isla que quieren vivir nuevas experiencias. No podemos dejar a los caballeros atrás porque también disfrutaron de esta aventura.
Cecilia Arguelles - Ir al Cerro Morales fue maravilloso porque conocí un lugar que apenas está a 15 mins. del hogar en el que me crié y lo conocí a través de esta experiencia. Definitivamente uno nunca deja de conocer y aprender. Experiencias como esta nos llevan a amar y a apreciar los tesoros de nuestra patria, Puerto Rico.
Menky Ma Lu - Hasta que un día, con un simple “clic” con el cual acepte inscribirme a la Revista Mujeres con Visión mi sueño se hizo realidad. Lo que comenzó como una rutina de ejercicios con el tiempo se convirtió en una aventura… El 5 de febrero fue un día sin precedentes. He subido tantas veces a este maravilloso lugar bajo el más intenso sol, en las mañanas cuando la densa neblina cubre todo el panorama, la penúltima vez en días de lluvias intensas y siempre quiero regresar porque aunque el lugar sigue siendo el mismo nos regala una experiencia diferente en la cual crezco con los que me acompañan en el camino.
Pero lo más que me impactó en esta ocasión es que el Cerro fue cubierto por tan grande grupo de mujeres espectaculares, con una visión diferente, queda en mi mente cada una de ellas admirando los mínimos detalles, recuerdo una escondida en el monte siguiendo mariposas, otras fotografiando florecitas que a simple vista pasaban por alto, a otras admirando el palmar, las montañas a la distancia, las aves, el rio, el lago, la cascada del salto de limón, en fin las fotos de cada una demuestra la forma peculiar en que disfrutaron al máximo, sobre todo admiraban las cuestas y más cuestas empinadas… de vez en cuando reían por sus resbaladas en el fango. Socializaron, compartieron y sé que crearon lazos de amistad a través de Mujeres con Visión que es el punto de encuentro de cada una de nosotras.
Admiremos la belleza que nos rodea, vayamos más allá de esos lugares que todos han podido llegar, dicen que la verdadera belleza esta oculta en el corazón, así que hoy llegaron al corazón de nuestra tierra, el cual tiene lugares incognitos que con ayuda mutua, nada nos limitara alcanzar… no sin olvidarnos de ser siempre tan solidarias como hoy, abrir espacio para aquellos que por alguna razón se les hace más difícil, pero sabemos que no es imposible… y recuerda aportar a la revista a través de tus comentarios, fotos y sugerencias porque así nos ayudamos a crecer. Gracias a todas las participantes por la huella sin precedentes que nos regalaron, por compartir su experiencia y a la Revista Mujeres con Visión por el privilegio que me concedió de ser su guía y ustedes mi compañía en esta inolvidable aventura.
Fotos:
Menky Ma Lu
Luis Cruz
Josmarie Torres
Odette Pola
Sofía Cordero
Alinés Rivera