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A 30 años de la fundación del Proyecto de Estudios de la Mujer en Cayey


Dra. Margarita Ostolaza

El Proyecto de Estudios de la Mujer se gestó en 1985 con una propuesta preliminar elaborada por esta servidora a petición de la entonces Rectora del Recinto de Cayey, Dra. Margarita Benítez Contaba con el endoso oficial del Consejo de Educación Superior, su Presidente, Lcdo. Marcos Ramírez, y del Presidente de la UPR, Lcdo. Fernando Agrait, quienes reconocieron la importancia de la formación en los años setenta de cientos de programas y centros de esta naturaleza en las universidades más prestigiosas del mundo. El decenio de la mujer decretado por la ONU, numerosos congresos, foros, seminarios y estudios desde todas las disciplinas del conocimiento, realizados a nivel internacional y nacional, insistían que el discrimen contra la mujer sólo podría erradicarse a través de cambios sustanciales en el sistema educativo de cada país, de donde emanaran nuevas políticas públicas dirigidas a la abolición de la desigualdad, violencia y discrimen por razón de sexo.

La propuesta preliminar presentada y aprobada por las autoridades durante el semestre académico de agosto a diciembre de 1985, incluyó un presupuesto de $250,000 para comenzar los trabajos a partir de enero del 1986. Se aprobó elaborar un programa sistémico de estudios interdiciplinarios con tres vertientes; de docencia, de investigación y documentación y de servicios a la comunidad. Este enfoque sin precedentes tuvo como hilo conductor desarrollar una relación estrecha entre la docencia, investigación y acción feminista, establecer redes de colaboración interdisciplinarias con las once unidades del sistema universitario para la formación de profesionales capaces de trabajar por la equidad, la justicia y la paz. Sobre todo, para ofrecer servicios a la comunidad mediante adiestramientos a servidoras y servidores públicos, magisterio y ONG’s, tales como asesoramiento para programas de acción afirmativa, planificación familiar, revisiones curriculares y otros servicos a la administración pública y privada.

Desde su origen PRO MUJER manejó la conceptualización de la perspectiva femenina y estudios de género, cuando aún era desconocida para la generalidad de las académicos feministas. Su propósito fue elaborar un programa de estudios de género desde una teoría, estrategia y práctica cuidadosamente elaborada, validad y plasmada en los documentos que quedaron listos para su radicación formal ante las autoridades académicas a finales del 1986.

Lamentablemente, la dirección posterior abandonó los postulados, la defensa y justificación del presupuesto, desaparecieron materiales, hubo cambios de nombres, logos y se esfumaron los fundamentos de su origen hasta abandonar los trabajos encaminados a la institucionalización. A pesar de todos los desaciertos, luchas internas y la complejidad de la resistencia que confrontamos a todos los niveles considero que lo que anuló su institucionalización fue la falta de solidaridad de colegas del Recinto de Río Piedras quienes resistieron que esto se originara en un recinto menor, así comp funcionarias administrativas incapaces de promover y lograr la innovación en Cayey.

Hoy, con mayor vigencia que entonces, aquella documentación debería ser retomada por las académicas, activistas feministas y las autoridades de educación superior para la institucionalización de un programa sistémico e interdisciplinario de estudios de género.

Margarita y Lourdes
 

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