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La Solidaridad como arma de igualdad


La Oficina del Contralor Electoral me pidió hablar a las mujeres en el día Internacional de la Mujer. Elegí la solidaridad porque, en la medida que voy entrevistando mujeres que han alcanzado conquistar sus sueños, muchas comparten y agradecen el apoyo incondicional de mujeres en su vida. Por otro lado, hay muchas otras que lucharon deseando recibir más apoyo de sus iguales.

Comparto con ustedes algunas de las palabras que pude intercambiar con ese grupo de mujeres que me acompañaron y fueron, más que espectadoras, parte integral y solidaria de mi presentación:

Leer, escuchar, observar

Es necesario leer y escuchar sobre feminismo porque su gran variedad de temas nos despiertan de conductas aprendidas, que repetiremos por generaciones a menos que decidamos hacer algo diferente con ellas. Podemos observarnos en un espejo y preguntarnos ¿qué veo? ¿qué pienso sobre mí? ¿qué proyecto? ¿qué es lo primero que miro en mi espejo? ¿qué me repito? Comenzar con nosotras mismas es imperativo. No podemos dar lo que no tenemos pero, sobretodo, no podemos corregir lo que no estamos conscientes que hacemos mal.

Cuando piensas en una mujer ejemplar, buena, ¿en quién piensas? ¿Cuáles son sus características? Elije tres mujeres reconocidas mundialmente y escribe: ¿Cómo se proyecta? ¿Cómo se viste? ¿Qué características comparto con ella? Durante este análisis notarás que tu mayor dificultad es identificarte con ese modelo y reconocer que tú si tienes esas y muchas más características. Aquí lo interesante es entender que tenemos muchas cualidades positivas y de liderazgo que no nos atrevemos a reconocer y que ello es, a veces, motivo de estancamiento. Somos muy estrictas con nosotras mismas. Algunas de estas barreras vienen impuestas por la sociedad, otras por ti y otras por tus círculos de amistades, la familia o el trabajo.

Desaprendiendo

Muchas veces no nos atrevemos a compartir con otras personas porque sentimos que son muy diferentes a nosotras. A veces interactuamos casi por accidente y quedamos prendadas de las cualidades de esa persona. Tenemos que comenzar a admitir que tenemos entre nosotras muchas más cualidades en común que diferencias. Tenemos que romper el miedo al rechazo, porque si en algo nos parecemos es que todas tememos a no ser aceptadas.

Esta sociedad es muy dura con la mujer. Se nos juzga por la cantidad de supuestos defectos y se nos compara continuamente con modelos raquíticos que nada comparten con nuestra vida. Tenemos curvas, estamos fuera del peso ideal, parimos muchachos y tenemos estrías en el vientre, trabajamos sentadas y tenemos ‘celulitis’ y nos salen arrugas. La que esté libre de pecados, que tire la primera piedra.

Pero, cambiemos el libreto. Estamos aquí porque trabajamos con temas en común. Somos profesionales, barajamos trabajo, casa y familia con arte y estilo. Amamos y odiamos los tacos. Y, la realidad, aunque pasamos décadas trabajando juntas en la oficina, no sé qué te gusta hacer con el tiempo libre (¿Cuál tiempo libre?).

Debemos provocar conocer quienes tienen intereses en común. Las que gustan de cocinar pueden hacer una noche donde cada una presente un plato. Las que gustan de turismo interno pueden coordinar un par de fechas al año para escaparse. Las que gustan de aprender manualidades se pueden matricular en talleres de hacer jabones, fotografía, collares y muchas otras cosas distintas que les permitan compartir y hablar de cosas más personales.

Escúchate y Modifica

“Porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Mateo 12:34, Lucas 6:45

Tu boca es un indicador de lo que abunda en tu corazón. Escúchate. Evita la crítica no solicitada. No comentes cosas negativas sobre tus compañeras ni permitas que otros lo hagan. Si no lo viste con tus ojos, es un chisme. Si no aporta nada positivo y por el contrario hace daño, es un chisme. Si puede complicar la vida de otros, es un chisme. No lo hagas, no lo repitas y si te lo dicen, confronta al mensajero con un: “No es importante, no me importa.”

Cada día es una oportunidad para aprender. Dentro de este aprendizaje debes perdonarte. Los errores del pasado deben superarse, pues quedarte en el sentimiento de vergüenza o pena sólo te resta alegría y no crea nuevas posibilidades de crecimiento. Sé amable, comenzando con esa imagen en tu espejo. Eres perfecta como eres.

Debemos alimentar cuerpo, mente y espíritu. Si quieres crecer, es importante lo que lees, lo que escuchas, lo que compartes y con quien lo compartes, porque todo lo que entra es alimento igual que tu comida. Tu cuerpo reacciona y se renueva ante cierto tipo de música, cierto tipo de lectura, algunas interacciones y cierto tipo de comida. Igualmente muere lentamente ante otras alternativas. Decide hoy qué tipo de vida quieres y cómo quieres sentirte.

Solidaridad

Has un compromiso contigo y con las mujeres que te rodean. Aprende a respetar sus razones aunque no compartas su forma de pensar. Respeta el derecho de otras a vestir diferente y elige vestir como te haga feliz. Cada vez que notes algo positivo, dilo. Hazle saber que notaste esa hermosa sonrisa, el brillo en sus ojos, lo genial de su presentación, lo nítido del trabajo que entregó, un estilo nuevo de ropa o peinado, su excelente servicio o eficiencia. Finalmente, aceptemos que las diferencias nos enriquecen.

Igualdad

¿Cuál igualdad?

No importa que algunas sientan más necesidad de lucha que otras. No importa que nuestra búsqueda luzca diferente a la de otras; sigue siendo feminismo y buscamos igualdad. Evita que las diferencias contribuyan a disminuir la fuerza de una causa. No tenemos que pensar idénticamente para apoyarnos y estar de acuerdo. La solidaridad es el ingrediente mágico cuando tengas dudas.

Tomemos roles activos ante la necesidad de re-educar a Puerto Rico. No seamos más las víctimas de una doctrina social para crear mujeres inseguras y sumisas. Seamos agentes de cambio con una sola voz y busquemos cómo ayudar. Leamos más del tema y seamos motores de cambio. Nacimos para liderar en la casa, en el trabajo y en la sociedad. ¡Lidera y ayuda a adelantar el camino hacia la igualdad!

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