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La Experiencia Casa Cucubano: yoga y senderismo


Bajo un hermoso amanecer, la fecha esperada 24 de junio de 2017, de camino partiendo de Utuado, ya disfruto un café bajo neblina y frio del campo, (de esas pocas veces que solemos disfrutarlos por el afán del día o por el mucho dormir) nos dirigimos hacia algo nuevo y para muchos desconocidos, nuestro objetivo llegar a Casa Cucubano en el pueblo de Las Marías. Me mataba la curiosidad, me animaba el espíritu aventurero; todo el camino: ¿Cómo será eso del cucubano? Pues jamás había oído de ese lugar, ni visitado este pueblo.

Nuestro punto de encuentro, la plaza pública, por cierto muy bonita, lugar tranquilo temprano en la mañana, … llamo a mis colegas y ¿saben que hacían? ¡tomando fotos!... qué raro verdad… por fin conozco personalmente a Noemí y a Zair… igual de fabulosas y simpáticas que en las fotos… así que todo es realidad; Omar se identifica fácil por su cámara en mano, sonriente y algo ajoradito siempre. Nos acompañó Maritza, otra joven brillante y simpática en unión a mi hija Alexandra; de ahí partimos siguiendo al guía de la Casa Cubano; por caminos hermosos por una distancia relativamente corta hasta un pequeño estacionamiento para un relevo de vehículos a un 4x4… pues llego la hora y el momento más esperado… ¡!aquí comenzó la aventura Casa Cucubano!

Tan pronto comenzamos la nueva ruta nuestra imaginación comenzó a correr, ¿A dónde vamos? ¿Cómo será? ¿lejos? Cerca? Pero nada, el ambiente comenzó a cambiar… y la adrenalina a correr, solo nos costó algunos 5 a 10 minutos para trasladarnos a otro mágico lugar, ya antes de llegar comienzas a desconectarte y dices wow… no me imagine que existía este lugar. Ya todas reunidas comenzamos a curiosear, preguntar, explorar. Un lugar fuera de lo común, todo hecho por sus propias manos, un lugar quisieras tener la capacidad de habitar, al natural… que gente tan amable y servicial, de esas personas únicas que nos recibieron de maravilla.

Ya conocido el lugar ¡a lo que vinimos!... subimos a un segundo nivel, rodeado de hermosas plantas, flores de heliconias, bromelias, donde el sol, las hojas inmensas de los helechos y los gigantescos arboles constituían el más impresionante techo; acompañado de suave y fresca brisa que hacían tibios los rayos del sol. La música de fondo ¡impresionante! Los pájaros bobos al parecer se reían de nosotras…!! Como gritaban! o sea trinaban, todo transcurría a la vez así que...Todas en posición... ¡yoga time!... con mucho profesionalismo y alto nivel de generosidad con las principiantes comenzó la instructora, de vez en cuando en medio del silencio se escapaba una carcajada de risas, y es que mili (perrita) la mascota hace yoga y nos acompañó durante toda la sesión. En realidad la desconexión fue tal que no sabría decirte cuanto duró, pero a las que fue nuestra primera experiencia ¡lo logramos y nos encantó!... nada iguala ese momento en que ya casi terminando estas relajada sobre el piso, miras al techo verde luz y en ese profundo silencio… escuchas soplar el viento, el techo se mueve, las mariposas adornan, las palomas de monte vuelan de una rama a otra, ¡tienes que vivirlo! Y ya casi dormidas unas cuantas es hora de levantarse… fantástico a continuar el recorrido relax.

Pero que delicia, nos sorprenden a la mesa con alimentos confeccionados por ella, orgánicos, todo cultivado en sus huertos los cuales visitamos, posterior al disfrute de esas delicias, dialogar, compartir y reírnos un buen rato, a la vez que el equipo de la revista entrevistaba a la anfitriona de Casa Cucubano y maestra de Yoga. Recorrimos con mucho cuidado y respeto los senderos ya quedo establecido cuanto valor tienen para ellos estos caminos, estaban hermosos, de fácil recorrido, unos estrechos otros amplios donde se resaltaba el amor que tienen por la naturaleza. ¿Qué pudimos apreciar allí? Para comenzar desconectados y desconectarnos aún más… subimos a la casa en el árbol, ¡pero que casita y que vista! Toda una obra de arte, continuamos el recorrido bajo zonas con sol y de pronto otras donde el aire acondicionado era insuperable. A la verdad que llego el momento en que se nos ocurrieron travesuras, de pronto un espíritu salvaje nos atacó la mente jajá… … sé que quedo grabado para la historia… ¡Cuánto nos reímos, sobre todo del gato-león! Nuestro interior retrocedía a la niña que llevamos por dentro. Ya casi terminando disfrutamos de otro de los huertos para su consumo, todo se veía tan hermoso y frutos tan saludables, aquí observe al fotógrafo sucumbido en busca de los mágicos detalles del momento y el lugar… mientras nosotras descansábamos, y comíamos ricas hojitas verdes ya cercanos a regresar.

Más que una aventura cada experiencia es enriquecedora, viajamos de culturas a subculturas y aprender es todo un entretenimiento que queda plasmado en nuestra memoria para siempre de forma diferente y agradable recordar. Agradecemos a la Revista Mujeres con Visión y al singular y extraordinario equipo que siempre les acompaña por la oportunidad única y exclusiva en que se convierte cada aventura.

 

La autora con su hija Alexandra

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