Desde una oficina en Manhatthan
Llegué un 3 de octubre a la ciudad de Nueva York y ya al próximo día andábamos en la búsqueda de trabajo. Éramos tres, pero todos con talentos y gustos distintos en lo que estábamos dispuestos a trabajar. Yo al principio me enfoque más en mercadeo, pero estaba dispuesta a trabajar de mesera o host. Lo que apareciera al principio era bueno, me ayudaría y de ahí podía continuar. El enfoque era tener algo que produjera y al menos tener algo estable para luego poder rentar un espacio donde vivir.
Ya para el 5 y 6 de octubre tenía entrevistas, casualmente todas en la misma dirección. No tenía una idea clara de lo que estaba pasando o a lo que me estaba metiendo. Vestida como toda una profesional, llego a las oficinas en la 8va avenida, solo a una cuadra del famoso “Times Square”. Una oficina muy moderna, buena vibra y más personas como yo, listas para ser entrevistadas. Un joven “engabanao” llega donde mí y me pide que pase con él a otra oficina. Luego de dialogar y contestar preguntas, algunas que tuve que pedirle que repitiera porque tenía un acento que casi no entendía, me dijo que había pasado esa primera parte, y que debía regresar en la tarde para la parte final. Emocioná, regresé, otra serie de preguntas y explicación de lo que conllevaba la posición y a esperar una llamada en la noche. Era un tipo de compañía de mercadeo para grandes empresas, donde entrenan a las personas para ser vendedoras y vas subiendo de posición según mejores y construyas tu equipo, algo así a lo “Wolf of Wall Street”. Me parecía interesantísimo, pero estaba abierta a otras entrevistas y oportunidades.
Lunes ya comenzaba en ese trabajo, pero con otra entrevista en la tarde. Otra compañía de ventas y entrenamiento. Así que en la mañana estuve en una reunión con ellos y ya en la tarde estaba en la otra entrevista. Esta vez me entrevisto Miguel y las vibras con el fueron mucho mayores que el anterior, que no recuerdo ni su nombre. Hubo algo especial que rápido me dijo, “ven mañana, puedes ser una pieza especial en nuestro equipo”. Emocionadísima, le dejé saber al otro trabajo “Bye” para darme la oportunidad en la segunda compañía. Ese día nos tiramos a la calle, para ver de primera instancia que era lo que se trabajaba en el campo, día a día. Al terminar, el trabajo era mío. Me recordaba mucho a la industria de redes de mercadeo que desarrolle por 4 años. Estrategias y conocimiento para crecer y hacerse unx “durx” en las ventas. Información súper interesante e importante, así que por ahí iba.
Duré tres días. El viernes 13 de octubre les dije que no quería seguir haciendo el trabajo. Estuve 3 días en la calle tratando de detener gente para ofrecerles una inscripción a una causa muy noble, Plan USA. Al trabajo se le conoce como “canvasing” y es básicamente intentar de detener cierto número de personas diarias y hablarle de la campaña o producto que deseas que ellos adquieran. ¡Un trabajo DEMENTE! Y siendo realista no era lo que quería hacer.
Frustrada, pero completamente segura que tomaba la decisión correcta, comencé a buscar otros trabajos. Esta vez me enfoqué en algo que no consideré mucho al principio, administración. Ya había trabajado como asistente administrativo en Puerto Rico y con la compañía también obtuve práctica, además siendo tan estructurada y organizada, pensé que podía ser una buena alternativa. Aún así, buscaba de todos lados y conseguí una entrevista como mesera en “Andrew’s Coffee Shop” y otra para ser office manager de una oficina de mercadeo. Lunes 16 fue la entrevista de mesera. Esa fue rapidito, llene algunos papeles y luego debía comenzar dos días de training. Era un dining, así que uno estaba en movimiento constantemente. Fueron dos días de muchos “flashbacks” a la universidad cuando fui mesera en “Applebee’s”. Era un trabajo entretenido, movido, donde se hacía buen dinero y terminas “explotao”. Ese viernes, tenía la otra entrevista. Esto fue lo que paso en mi mente: “Pues el trabajo de mesera lo puedo hacer durante el weekend y las noches, como un part-time y el de la oficina pues el full-time y así tengo dos ingresos y empato la pelea. Esto es por pal de meses en lo que me acoplo y saco pal de pesos, luego me puedo quedar con el full-time solamente, porque si no, no tendré vida”
Pues el plan que tenía en mi cabeza fue un fracaso. Ya me habían dado el trabajo de mesera, cuando (para ser responsables y honestos) indique que al próximo día tenía una entrevista para un full-time, ya que este era part-time. ¡Que equivocación! En ese dining solo contratan FULL-TIME, así que el jefe dijo, “no perdamos el tiempo, si el otro trabajo es mejor que este adelante, quédate con el otro”, y fui despedida sin apenas haber comenzado. Me dio mucho coraje conmigo misma, por querer mucho, de mas, me quedé sin algo seguro y solo con las esperanzas de algo, porque una entrevista no es para nada igual a un trabajo. En resumidas cuentas, me quedé sin la cabra y solo un chispito de soga. Pase todo el día merodeando y buscándole las cosas positivas dentro de “segunda” frustración.
Viernes 20, 2:30pm llego a Union Square y luego de conocer al menos 4 de las personas que trabajaban en la oficina, me dejan saber que más tardar el martes me darían una respuesta. Lo más que hice este fin de semana fue enviar vibras positivas y desear con todo el corazón el trabajo. Realmente me encantó lo que hacían y conocerlos, así que era tremendo trabajo, eso sin contar que por querer esta entrevista perdí el que tenia de mesera.
Mientras me contestaban, y por si acaso, seguí buscando oportunidades. El domingo tuve una entrevista para manejar las redes sociales de una organización de arte y cultura. Este sería unas 10-15 a la semana, así que me asegure que podría hacerlo “part-time”.
Llego el lunes y con adjunto el email que me indicaba que lo lamentaban, que, a pesar de ser una buena candidata, optaron por una persona con mayor experiencia. Si antes me había frustrado, no sé qué nombre darle a lo que sentí. Tantos deseos y vibras de tener ese empleo. De que por fin de mi boca pudieran salir las palabras “tengo trabajo” y no pasaba. Obviamente no me iba a quedar con los brazos cruzados, volvía a estar en cero, pero así no se iba a quedar.
Del “part-time” me contestaron el jueves, ya por lo menos podía estar recibiendo un pequeño ingreso, tenía algo, pero igual no podía ser lo único que me iba a mantener en esta cara ciudad. Ese mismo día tendría entrevista para ser host en “Maison Kaiser”, una panadería francesa con varias tiendas en la ciudad. Estaban abriendo algunos establecimientos nuevos y había varias vacantes disponibles. Luego de ésta, tocaba esperar al fin de semana donde me dejarían saber si el lunes comenzaba a entrenar.
Mientras iba en el subway a eso de las 3:00pm del viernes 27, recibo un email muy interesante. Esa compañía que me había contestado que prefieren a una persona con mayor experiencia, quería saber si aún estaba disponible porque pensaban que cometieron un error. ¡No podía creer lo que leía! El trabajo que tanto había querido, regreso a mí. El asunto era que no me ofrecían el trabajo, solo iban a dialogar el lunes si era la indicada o no para la posición. A eso le deje saber que tenía otras ofertas de trabajo, pero que prefería su compañía, aun así, no iba a rechazar ninguna oferta solo por esperar a su contestación. Las ansias me mataban, ¿Por qué no podían contestar ya? Tenía que esperar nuevamente un fin de semana para algo que no era seguro.
Eran las 8:30pm del domingo cuando recibo un mensaje de texto, tenía la posición de host en la panadería y el training era el lunes a las 9:00am. Ya por fin tenía un trabajo, lo tomaría, porque no podía seguir esperando, aunque me aseguré dejarles saber a la compañía para que se apuraran a tomar la decisión y me dieran una contestación ya.
Lunes 30, ya de camino a “28th street” para el training, cuando recibo un mensaje: “Congratulations on the offer”. ¡Sí, me habían dado el trabajo! No podía contener la felicidad y me bajé del tren para llamar rápido y aceptar. Comenzaba el 31 de octubre en la posición que aún, casi 3 meses después poseo. Agradecida que después de tanto tumbo pueda decir que tengo algo estable durante mi estadía en Nuyol. Feliz que esta jíbara puede producir y aprender, vivir la experiencia hasta que el tiempo determine.
Luego de la odisea, de estar un mes sin trabajo, de tener algo y cambiarlo por otra cosa y que no resulte, puedo decir que me siento orgullosa de mí. Que a pesar de que me frustré, continúe y seguí buscando hasta llegar a donde debía estar. Sé que este trabajo tiene un propósito en mi vida, que mudarme a Nuyol también lo tiene, eso quiero descubrir, ¿cuál será o serán estos? Tengo una idea, pero aún me falta por recorrer. ¿Estoy donde quiero estar? ¡Para nada!, sé que estoy donde tengo que estar en este momento, pero no puedo quedarme aquí plantada. Vendrán muchas más historias de esta jíbara en Nuyol.
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