Es 14 de febrero y apuesto por la muerte de Cupido
Apuesto por la muerte de cupido en reclamo para que el amor sobreviva. Llega febrero y el sonido de los corazones rotos es avasallador. El rechazo por la celebración del amor esconde un anzuelo de carencias y heridas emocionales. ¿Qué tal si decidimos matar a cupido y transformar toda ornamentación de corazones en un festival de amor propio?
Apuesto por un 14 de febrero sin tristezas y amarguras recicladas por viejos amores o por falta del amor de pareja. Voy en pos de celebrar el amor saludable, libertario, irreverente, revolucionario. La clase de amor que te libera de la adicción a otra persona, que te hace reflexionar de tus carencias y no reflejarlas en los demás, la clase de amor que renuncia al apego y codependencia emocional. ¿Difícil? Por supuesto. La receta infalible: convivir con la soledad. Conócete, descúbrete, laméntate, ódiate, muérete, resurge, ámate y emprende vuelo.
Voy en busca de la muerte de cupido, de la idea del amor romántico, desigual, de película, de sufrimiento extenso, de indecisión, de amargos silencios. Condeno a pena de muerte todo amor que no busque libertad, toda hiedra venenosa que se haga pasar por un “te quiero”, toda la propaganda excesiva que hace que el amor se convierta en una enfermedad.
Deseo que en estos próximos días celebres el amor propio y reflexiones en cuántas veces, por no querernos a nosotros mismos, buscamos ese amor en brazos equivocados una y otra vez. Te desafío a que este 14 de febrero alces tu copa y te mires al espejo, y renunciando a la necesidad y ansias del amor de pareja mejor brindes por ti. Ojalá cupido muera en la falsa idea de lo que es amar.