La sexualidad femenina bajo las sombras de los estigmas sociales
Nuestra sociedad cosifica de manera sexual a la mujer para sus propagandas pero, curiosamente, aún la sexualidad femenina vive bajo las sombras de los estigmas sociales. Existen muchos tabúes acerca del tema y las mujeres continúan reprimiendo su sexualidad gracias a los mismos.
La sociedad patriarcal en la que vivimos reprime en muchas formas la sexualidad de la mujer desde temprana edad. Uno de muchos ejemplos es la doble moral de referirse como “puta” a una mujer que ha tenido varias parejas sexuales mientras que si el hombre es el que hace lo mismo es más “macho”. Desde la infancia se les va reprimiendo a las mujeres de su propia sexualidad y la poca educación que adquieren es sobre la abstinencia y virginidad hasta el matrimonio. Además, se utiliza a la mujer como una “maquina de reproducción”, donde su única función es ser madre, dejando a un lado el placer y su propia satisfacción.
La religión es uno de los principales opresores de la sexualidad femenina en nuestra cultura; por la influencia de la misma que se santifica la virginidad y hacen ver el sexo por placer como algo “sucio” e impuro; automatizándolas a sentirse culpables por querer satisfacer ese deseo sexual, el cual es completamente natural. Tanto es la cohibición, que muchas mujeres no conocen su cuerpo, no experimentan con él y no se masturban. Es por esto que muchas mujeres nunca han experimentado un orgasmo; piensan que solo se llega a través del sexo.
La masturbación femenina es uno de los mayores tabúes que persiste, a pesar de que un gran número de mujeres la practica en comparación a hace décadas atrás. Aunque muchas mujeres se masturban, el tema se les hace difícil hablarlo, versus en los hombres que es un tema bastante común y trivial. Se habla de los juguetes sexuales y de la pornografía pero les cuesta mucho hablar del acto de la masturbación sin avergonzarse o sentirse incómodas. No es de extrañarse esta actitud porque la sociedad ha centrado el tema de la sexualidad en los métodos de anticonceptivos, enfermedades de trasmisión sexual y la abstinencia; dejando fuera de perspectiva la necesidad humana hacia el placer.
La masturbación tiene muchos beneficios como la liberación de neurotransmisores; entre ellos la dopamina y oxitocina que dan una sensación de placer, disminuye el estrés, ayuda a disminuir los dolores de menstruación, aumenta el libido y aumenta la auto estima. Además, se entiende mejor la anatomía propia y se aprende a llegar al orgasmo fácilmente. Al explorar el cuerpo se conoce el clítoris, el punto G y las zonas erógenas a las cuales son más susceptible; siendo consciente de lo que gusta y satisface más. Sin esperar que otra persona lo descubra como si se tratase de un acertijo; para a su vez la mujer pueda pedir y establecer lo que desea en el coito con su pareja.
La masturbación es otra herramienta para empoderarse y auto conocerse. Afortunadamente el movimiento feminista ha tenido un impacto en la psiquis colectiva y la concepción de la sexualidad femenina en la sociedad. Las redes sociales y el internet han sido pilares para que cada vez más mujeres dejen atrás el pudor que les causa hablar del tema y se familiaricen con el mismo, rompiendo paradigmas sobre la sexualidad femenina. Cada vez que se habla de la sexualidad en distintos foros y lugares se da un paso más para romper con los tabúes que oprimen a la mujer.
Mi nombre es Estéfany González Rivera, tengo 26 años, graduada de bachillerato en Psicología y Salud Mental en la UPR Cayey. Soy madre de una maravillosa niña de seis años.