El camino, el amor y la solidaridad
Muchas personas creen que caminando solos llegan más rápido a su destino, pero la realidad es que cuando se camina acompañado, como lo hacen los peregrinos, puede llegarse mucho más lejos, sin importar lo difícil que se torne el camino.
A medida que vas creciendo, no físicamente, sino desde tu interior, irás creando conciencia de que no eres una isla, que siempre encontrarás cerca de ti a alguien que necesite una palabra de consuelo, un apretón de manos, un abrazo, o simplemente una sonrisa y al mismo tiempo descubrirás que en un momento de amenaza o de miedo el sentirte acompañado hará menos difícil la experiencia.
Muchas veces me pregunto cómo será posible vivir desde la indolencia, desde la indiferencia y desde la observación cuando la situación amerita involucrarse, activando la solidaridad y el sentido más profundo de empatía y amor al prójimo.
Que oportuno llega febrero esta vez, pues es en este mes es que más hablamos, expresamos y atendemos las manifestaciones de amor y amistad. Es cuando el motivo de la decoración es el corazón. No hay mejor decoración para el corazón que una gran dosis de amor, acompañado de un gran sentido de solidaridad.
Amar es cuidar, proteger y alimentar. El amor y la solidaridad van de la mano. Para que la solidaridad sea efectiva el amor que tiene que precederla y fortalecerla. Ningún acto de solidaridad está alejado de una gran dosis de amor.
Durante las pasadas semanas nuestra Isla ha sido un gran ejemplo de lo que significa la solidaridad. Los del norte, venciendo el miedo, la incertidumbre y arriesgándolo todo, han tomado el camino hacia el sur para expresar su apoyo y solidaridad a los que han sido golpeados por un evento de la naturaleza para el cual nadie pudo prepararse, ni protegerse. El terremoto, sacude, rompe y tira hacia el suelo todo lo que costó una vida construirlo, incluyendo los sueños.
Cuando escuchamos a los expertos en salud mental expresarse con relación a los afectados por el terremoto, siempre puntualizan que lo que más necesitan es el abrazo, un momento de conversación y sentirse apoyados y comprendidos por aquellos que los visitan. Es ese sentido de no sentirse solos y de saber que alguien se ha preocupado por ellos que expresa la solidaridad de los que visitan a los que sufren la crisis causada por la naturaleza, quienes reciben suministros, artículos de primera necesidad, pero lo que más necesitan es la solidaridad, la identificación de otros con su dolor y su incertidumbre. Los abrazos prolongados, seguidos de largos silencios tienen un gran significado para quien los recibe y para quien los ofrece. Puedo asegurar que Puerto Rico es un gran ejemplo de solidaridad, expresiones de amor y resiliencia para el mundo. Todo llega, pero lo más maravilloso es que “todo pasa”. Feliz mes del amor y la amistad y buen camino a todos.
Ana Delgado Ramos, poeta, escritora y motivadora