Pero… ¿Y esa que se ama tanto? Ah! Soy yo…
Cuando era adolescente recuerdo admirar la belleza de una chica, ella al igual que sus hermanas tenían ojos muy grandes, piel bronceada y cabellos hermosos, me llevaba algunos años. Ella cursaba el mismo grado de quien era mi novio, y recuerdo que no le parecía simpática. La verdad es que la mayoría de sus compañeros de clase la imitaban por mirarse demasiado al espejo y retocar su maquillaje, repitiendo la frase: “yo me amo”. Claro, que viniendo de un varón e imitando sus gestos, a esa edad, me causaba risa, pero igual de cierto es que ella no verbalizaba ninguna frase mientras se miraba al espejo, solo era la percepción de los demás.
¿Cuán raro puede ser que nos miremos al espejo para demostrarnos amor propio? Pues al parecer mucho, o al menos a esa edad, o al menos en donde nos criamos, o para ese grupo de jóvenes que cursaban sus grados escolares… Igual de raro que de niña al escuchar un elogio hacia mí, mi madre respondiera: “¿Tú crees?”. Lo que provocó que hasta hace algunos años, no creyera ningún elogio y nunca los agradecí, solo los justificaba diciendo: “Es que me quieres mucho”.
Y así vamos por la vida, queriéndonos a medias y permitiendo que nos quieran a medias, sin notarlo, porque es “normal”, porque querernos mucho, mucho, está destinado solo a los más cercanos, porque no les queda otro remedio, sí, esos que sin querer forman parte de tu mundo. Y después de muchos intentos, quizás alguno que otro espécimen ajeno a tu realidad cotidiana, se merezca el demostrarte amor y que se los creas, pero nunca con mucha confianza, para no terminar desilusionada.
Pero tú eres tú, y tus defectos, inseguridades y conflictos y no necesariamente te ves cuando estas frente al espejo, y no necesariamente te conoces y cuando vas a tomar una decisión de tanto temer equivocarte, metes la pata, y te auto recriminas tanto. Y cada situación difícil embate fuerte, sacude y arrastra… pero tienes la fuerza para levantarte, sacudirte y seguir. El ciclo se repite. Los estudios, el trabajo, la pérdida, la familia, los hijos, la fe, la vida, los amigos.
Entonces llega ese momento mágico, cuando a fuerza de dolor, de lágrimas, de constancia, de entender, de amor propio, la situación que antes te sacaba de quicio, la que no te permitía respirar sin dolor, deja de tener el control de tus pensamientos, de tus ideas y de tus acciones... Entonces, y solo entonces, te miras al espejo y de manera automática sonríes, simplemente le sonríes a la persona con la que vives todos los días, a toda hora, tú misma. Te miras al despertar y sonríes, te miras al lavarte los dientes, en el retrovisor del auto, después de aplicar el lipstick y al pasar por algún vidrio en la calle desde donde observas tu reflejo. Las situaciones se repiten pero tú te brindas lo que necesitas, un poco de amor y entusiasmo. Y así poco a poco, te aceptas y te valoras, y aquello de: “Ámate primero, para que puedas amar”, cobra sentido.
Ojalá y podamos enseñarles a las niñas a vivir, estudiar, soñar y conquistar, repletas de amor y sin engreimientos, para que puedan brindar lo mejor de ellas con alegría. Que se conviertan en su prioridad, porque no es ser egoísta, es necesario. Quiero pensar que esa niña, que tanto admiraba, si se miraba al espejo pensando que era bella, que se amaba y que veía su mejor versión en aquel pequeño espejo que sostenía frente a su rostro.
A mi hija, a nuestras hijas, a mis amigas, a las mujeres, a todos los lectores: Ámate, eres el amor de tu vida.
Lizbelia Martínez Martínez
Hija, Madre y Esposa
Egresada de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras, se desempeñó por 17 años en el campo de las comunicaciones en diversas agencias del País. Tiene una trayectoria de más de 20 años como Maestra de Ceremonias de eventos privados y multitudinarios. Ha sido colaboradora en diversas publicaciones y productora y creadora de espacios radiales como: Para Buen Entendedor y A Todo Poder, para el Programa Sabor Latino transmitido por IHeart Radio para Syracuse, NY y escuchado en toda América Latina y Puerto Rico. Se desempeña como coordinadora de eventos protocolares en el ámbito social y corporativo.
Actualmente, esta Mentor Coach de Desarrollo Personal, Organizacional, Liderazgo y Vida certificada, desarrolla e imparte talleres a mujeres, jóvenes, nuevos empresarios y sobre todos madres bajo su proyecto #PowerfullPeople, reconociendo y potenciando sus fortalezas y desarrollando sus habilidades.
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