Mi acto creativo
"Afortunadamente análisis no es la única manera de resolver los conflictos interiores. La vida en sí sigue siendo un terapeuta muy eficaz". Karen Horney.
La palabra reinventar está formada con raíces latinas y significa "volver a crear o diseñar algo nuevo". La reinvención tiene lugar cuando una persona ha de enfrentarse a un cambio importante en su vida y que necesariamente impactará en su entorno.
La reinvención pasa primero por un descubrimiento "está bueno de esto" para continuar a la toma de una decisión, la de cambiar conductas que ya no funcionan en la nueva realidad. Es por esta razón que es necesaria la voluntad, el empuje desde el vigor y así tomar impulso para generar el nuevo yo que desea y exige nuevos escenarios.
Se requerirá tiempo y recuperar la confianza para que el proceso de reinvención construya la nueva faceta, no un nuevo rol, es una nueva versión, nuestra, comprendiendo por lo que hemos pasado y aceptando los cambios estructurales que habrán de asumirse.
Para reinventarse hay que realizar un acto creativo que consiste en encontrar diferentes posibilidades de solución. El aspecto de ajuste implica que las soluciones buscadas han de ser compatibles con el entorno para que se pueda llegar a un contacto real. Tienen que ser soluciones viables.
La reinvención va a necesitar que la persona entre en el proceso de transformación y enfatice la importancia de la agresividad, la misma que se necesita para destruir un alimento para que la asimilación sea posible. El individuo es capaz de, hasta cierto punto, modificar su entorno, (agredirlo, deconstruirlo) para que el contacto sea posible. El entorno social no se contempla como una realidad inmutable a la que el individuo se ha de someter si no quiere ser rechazado, sino como parte de un campo cambiante que puede ser modificado.
La reinvención en primer lugar, invita a confiar en los recursos propios, en que la persona es capaz de autorregularse y ajustarse creativamente para lograr nuevas soluciones. No se considera, por tanto, que la persona está "enferma" sino que sus energías están puestas en mantener unos ajustes conservadores procedentes de asuntos inconclusos que ya no son soluciones adecuadas en el momento actual.
Podría ayudar la terapia; la terapia que no pretende "curar al enfermo" sino la que presenta una ayuda a la persona a encontrar nuevas soluciones para sus problemas.
Por otro lado, el componente de ajuste del "ajuste creativo" invita continuamente a poner la atención en la relación de la persona con su entorno, alejándonos de una perspectiva intrapsíquica (los problemas están "dentro de la cabeza"), y acercándonos a una perspectiva de campo y relacional (los problemas están "con el otro").
Las "resistencias" de la persona no se ven como una barrera a destruir, sino como un ajuste conservador. Si están ahí, es por algo, y la terapia (algunas) propone apoyar las resistencias para que pueda aflorar qué función están cumpliendo y actualizarlas, en vez de “derribarlas". El discurso debe estar dirigido a que suena más a "para qué te sirve eso", "cómo es que eso te resulta útil", o "lo que haces tiene este impacto sobre mí", que a "no deberías hacer eso" o "eso que haces es incorrecto".
El ajuste creativo pone el énfasis en la experimentación. No busques "entender" lo que te "pasa por la cabeza", sino que puedas llevar a cabo nuevos ajustes y experimentar con nuevas soluciones que pueda luego trasladar a tu vida cotidiana. El enfoque para que sea efectivo debe ser experiencial y no analítico.
Finalmente, mira lo que ocurrió y no funcionó, ponle nombre. Acepta y despréndete de lo que ya no es o no está. Busca tu red de apoyo y si aún no la tienes, constrúyela. Enfócate en un objetivo: estar disponible para ti con todo tu ser. Revisa tu entorno, plantéate los cambios considerando lo que hay afuera y enlazando tu bienestar al "estar" de manera sana con la convivencia.
Te regalo estas líneas que escribí después de recibir la invitación a escribir sobre este tema:
"La reflexión para mí en esta época de aislamiento es ¿qué hacer con todo mi territorio y bandera?
En mi territorio he mirado la guerra entre miedo, soledad, incertidumbre, frustración, nostalgia contra significado, sentido, propósito y resiliencia.
Querer habitarme hizo que apareciera la férrea disposición de la congruencia y me permitió asumirme como una construcción permanente de mí.
Después de veinte años con fibromialgia, tengo dos meses sin dolor, resta recuperar la movilidad en la zona más afectada de mi cuerpo.
Desprenderse duele, soltar no es fácil y luchar también cansa. Este tiempo me lo he tomado para darle atención a mi proceso. A veces toca descansar, a veces toca dejar de luchar con el otro, a veces toca darse cuenta que, aunque crees que la lucha es con el otro, los puñales te los clavas a ti mismo cada vez que evades la respuesta que te dice tu voz interior.
Tantos pensamientos me ahogaban. Tantas palabras por decir se acumularon adentro; perdí el miedo a derrumbarme y empecé desde cero.
Comencé dándole un lugar a aquella niña que quedó avergonzada y se escondió para no sufrir otra vergüenza.
Hoy tomo mi bandera, *dignidad* y la pongo con firmeza en mi territorio, convencida de que el buen Dios en quien creo me dice una y otra vez *no temas manada pequeña*.
Me estoy conociendo desde otro lugar y me gusta.
Ir a España fue el comienzo de este parirme, despojándome de las ropas viejas para vestirme con el nuevo olor de mi creación.
Mayela Carrillo, 22 julio 2020.
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Mayela Carrillo.
Experta en Posconflicto.
Ig Mayela Carrillo Blanco