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Equilibrio emocional: la ingeniosa habilidad de la productividad


Cathryn Lavery

“Las vidas de las personas cambian, cuando ellas cambian algo que hacen cada día”.

- John Maxwell

Vivimos en una era acelerada, de cambios rápidos y continuos, auspiciados por la tecnología. Al parecer, nuestra sociedad actual nos impone como cláusula el ser productivas o dirigirnos hacia el “multitasking” o la “multitarea”,( realizar varias actividades a la vez). Aunque la productividad es una cualidad que suele utilizarse como indicador de un sistema o persona que presenta: eficiencia, manejo adecuado del tiempo, y capacidad; lo cierto es que el concepto en ocasiones parece desligarse de aquellas personas que no necesariamente llevan o corresponden a un ritmo “acelerado”.

Examinemos este punto, ¿es acaso el “multitasking” sinónimo de productividad? Las demandas que nos toca enfrentar a diario podrían indicarnos, que realizar varias tareas “a la vez” es denominado de ser productivo, sin embargo en ocasiones se puede perder el enfoque. Como dice el refrán: “el que mucho abarca, poco aprieta”, aunque las cualidades que asociamos con productividad, se podrían relacionar con facilidad con: capacidad, agilidad, y éxito, también estas cualidades se pueden hallar en personas que optan o poseen un estilo muy diferente de trabajo, sin restarle a su capacidad de: crear, trabajar, cumplir con las labores o responsabilidades personales, laborales, entre otras.

Depende de cual sea nuestra perspectiva, en cómo miramos este binomio, productividad/multitarea es que podemos establecer para nosotras mismas, un concepto que nos permita sentirnos: capaces, creadoras, eficientes, y motivadas con nuestro desempeño en cualquier escenario en donde estemos o en medio de la ejecución de alguna tarea o tareas que llevemos a cabo. La literatura apunta a dos posturas, quienes entienden que el ¨multitasking¨ es efectivo, versus aquellos que piensan que se puede perder el enfoque, iniciando varias tareas sin lograr completar alguna.

En mi experiencia de vida, y en los diferentes roles que me ha tocado realizar como: hija, madre, esposa, compañera, ciudadana, en fin; he aprendido que la clave está en el equilibrio emocional y psicológico. Reflexionando sobre nuestra época actual, en este tiempo de pandemia, podemos llegar a experimentar una gama de emociones, algunas de ellas pueden intensificarse, debido a los cambios en la rutina, y efectos colaterales como: pérdidas económicas, recursos, distanciamiento, y más. Nos ha tocado hacer ajustes, acelerar cambios, adaptarnos a otros. Dentro de tanto cambio, ¿cómo podemos permanecer enfocadas, sentirnos productivas, y realizar las tareas diarias? No se trata de ir al paso de los demás, sino al paso de una misma. Es encontrar el balance adecuado entre nuestras fortalezas internas y la ejecución de las acciones que nos producen bienestar y nos hacen sentir plenas.

Hallar equilibrio requiere tiempo y dedicación, lo cual es una inversión en nosotras mismas. Tomar unos minutos al día para realizar una actividad que nos provea, tranquilidad, paz, bienestar, es una acción necesaria. Ya sea, meditar, practicar algún deporte, salir a caminar, quedarnos unos minutos extra en la ducha, tomar una taza de café o estar en silencio, abonamos a nuestro equilibrio. Como dice el refrán, “uno se arropa hasta donde le llega la sábana”, trabajamos en el momento con los recursos y conocimientos que tenemos. Así combatimos las autoexigencias que pueden provocar desánimo.

Les comparto algunas ideas que podemos incorporar para sentirnos productivas /en equilibrio en la época actual:

  1. Establecer metas a corto plazo- estas las puedes realizar desde 1 hora hasta meses.

  2. Se especifica , en la medida que puedas con la meta.

  3. Mantén la meta real (de acuerdo a los recursos que necesitas, tiempo y esfuerzo) “Roma no se construyó en un día”.

  4. Celebra tu progreso. (Al igual que celebramos cuando un niño está aprendiendo a caminar, y le aplaudimos, en cada uno de sus pasos). No tienes que esperar a que te celebren, tú sabes el tiempo y esfuerzo que le has dedicado, el valor del progreso lo otorgas tú . Esto te mantendrá motivada.

  5. Si no pudiste realizar la agenda del día o completarla, reajustala. Recuerda que no todo lo controlas tú y hay situaciones externas que pueden dilatar la ejecución de la tarea.

  6. Utiliza la palabra No. Combinemos, sí, y el no. Esto evita que nos presionemos, a realizar una tarea o sobrecargarnos.

Recuerda, que en el proceso de ajustarnos a nuevos cambios, incorporar nuevas ideas, hallar equilibrio, es un desarrollo individual. Tú posees talentos, habilidades y capacidades que son únicas. Es como tener la receta de la abuela, cada una le da su propio toque.

 

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